La mejor decisión de mi vida

31/01/13

Tocaba mi pecho y sentía la emoción con la que mi corazón la recuerda, habían momentos en los que me concentraba en mi trabajo, y de pronto escuchaba su voz, y mi cuerpo cobraba vida, sentía fluir mi sangre y sentía tanta paz y amor que me transportaba al cielo, eran momentos en los que me alegraba de estar enamorado, feliz de tener a alguien a mi lado que comparte mi vida y mi futuro.

Por cosas de la vida no la conocí de la mejor manera, estaba bebiendo con mis amigos y ella apareció de la nada y se sentó sobre mí, y se quedó conmigo toda la tarde hasta que anocheció, luego salimos casi por magnetismo, hubo tiempos en lo que no podía dejar de llamarla, escuchar su vos era para mí despertar del sueño oscuro de mi vida, incluso desapareció mi interés sexual, mi amor por ella era tan grande que tenía miedo de dañarla, de corromperla o dejar sobre ella malos recuerdos de mí, por ello procuré hacerla feliz cada segundo, y tomarla cuando sea correcto, cuando esté bien seguro de que puedo ser padre, y tener una familia con ella, no quiero que beba alcohol, tampoco que fume o que tenga que tomar o inyectarse anticonceptivos; así la amaba, al punto de dar mi vida por ella, al punto de ser quien ella quiera que yo sea.

De pronto un día fui a casa con una alegría inmensa de verla, ni siquiera llegaba y a lo lejos la vi, estaba besando a uno de mis vecinos, sentí algo que nunca había sentido, un ardor en la garganta enorme, y la cabeza se me puso tremendamente caliente, sentí ganas de hacer tantas cosas en ese momento, pero di la vuelta, regresé a mi casa solo, preocupado, con el corazón adolorido, hice mis cosas como de costumbre pero nada parecía satisfacerme, al final me quedé acostado en mi cama intentando dormir y el ardor latente logró vencerme, y lloré y me ahogue en lágrimas, y maldecí a los cuatro vientos haberme enamorado de esa mujer, la maldecí por las ilusiones que me hice, por los sueños, por todo el amor desinteresado que le di, tal vez hasta el orgullo me dolió, la vergüenza de que a la vista de todos se fue con otro, sabiendo quien soy yo, y sobre todo sabiendo lo que siento por ella.

Esa noche no dormí, cada hora recordaba las palabras y advertencias de mis amigos y conocidos diciéndome que ella era una mala mujer que yo me merecía algo mejor, lleno de sufrimiento y casi sin vida consigo dormir; a la mañana siguiente trato de no pensar, pero aunque no quiera esta en todos lados, llega a mi casa como si nada, se acerca a mi e intentó besarme, la detengo, y la invito a sentarse a la mesa.

- Ariana, ¿tú me amas? – le pregunté tratando de mirarla a los ojos

De pronto, ella toma mis manos descaradamente.

- Si, te amo, tú lo sabes – contestó Ariana

Otra vez le pregunto lo mismo, ella busca mi mirada y yo le suelto las manos.

- Enrique, ¿pasa algo?, ¿otra vez te dijeron cosas tus amigos?, es mentira, tu sabes que te amo – dijo Ariana.

Mi corazón aun después de todo lo que había visto me decía que lo olvide, que le diga lo que tenga que decirle y la perdone, pero mi convicción en ese momento era más grande.

- Encontré a alguien mejor que tu – le dije y me quedé callado.

Ella buscó acercarse a mí y la alejé, creo que entendió el mensaje, se fue como vino, y me di cuenta de que era necesario hacer realidad lo que le había dicho, los meses que siguieron a mi rompimiento con Ariana fueron maravillosos, me enamoré de una mujer diferente, y fue tan intenso y hermoso que en tan solo tres meses me casé con ella.

Uno de esos días salí con mis amigos, mientras bebíamos una mujer se acercó a mi sentándose sobre mis piernas, de pronto, esa cara, esa risa, ¡Ariana!; la baje de mí y me puse de pie de inmediato, su presencia era ahora pesadilla, su vos era ahora bulla; me doy cuenta que alejarme de ella fue la mejor decisión de mi vida.
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