El matrimonio y la maternidad (parte 2)

El matrimonio no debe buscar ser un simple convenio firmado en un papel, debe significar la mutua entrega al cuidado de los hijos, a su formación pero sobre todo a garantizarles a estos su libre desenvolvimiento en la sociedad para que no tengan más adelante deficiencias físicas o mentales, sino que sean tan grandes o mejores que sus padres, para que esas mentes frescas y brillantes iluminen al mundo con sus ideas y no por el contrario se conviertan en una cruz que los padres deben cargar; dicho cuidado de los hijos debe iniciar incluso antes de tener las relaciones sexuales, es decir, si los padres se cuidan de no consumir bebidas alcohólicas, no fumar, no consumir drogas ni alimentos que puedan alterar su metabolismo y perjudicar de alguna manera sus genes, por ello, los padres deben cuidarse primero a sí mismos, y más aún la madre, si los padres están sanos engendraran hijos sanos y no tendrán problemas en el parto, pero si lo padres están en mala condición física o intelectual, solo heredaran genes malos que perjudicaran su descendencia que será débil y no cumplirá con el principio de la naturaleza de engendrar criaturas superiores.

Que tristes y vergonzosos se ven aquellos documentos firmados sin un valor sentimental y de compromiso, si ambos hombre y mujer se escriben como si fueran propiedades privadas uno del otro a manera comercial, sin comprender que el matrimonio es la esencia de la sociedad, el punto inicial de la familia, la búsqueda de dos seres humanos que dando la mitad de lo mejor de sí forman un nuevo ser grandioso y superior a ambos, un compromiso tan grandioso que no acaba con la simple formación de los hijos sino que trasciende para formar un alma superior en cada uno de los seres humanos.

El amor maternal surge para vencer todas las vicisitudes que ha de afrontar la madre en el parto con el fin de proteger y garantizar el bienestar del hijo; la sociedad también contribuye al apoyo a las madres, dándoles días de descanso en la etapa del embarazo, sin embargo algunas sociedades aun injustas o por falta de modernización de sus leyes despiden o simplemente tienen reglas en las cuales está establecido que las mujeres embarazadas no deben laborar.