Nació en Arequipa en 1790, de un hogar modesto, sus padres quisieron educarlo para la vida sacerdotal, y lo matricularon en el colegio San Jerónimo de Arequipa. Fue muy precoz tanto en el estudio como en el amor; cuando cumplió tres años ya sabía lee, a los ocho ya hablaba el latín, amo a Manuelita Paredes a la cual llamo Melisa y a María Santos Corrales a la cual llamo Silvia, enseño Latín, Física y Matemática.
Sus padres intentaron separarlo de Silvia y por ello lo llevaron a lima para que estudie leyes. En lugar de asistir a clases entraba al convictorio de San Carlos, y poco a poco se dejó llevar por las palabras de libertad de los próceres de la independencia nacional; como poeta tenía una dualidad en su pensamiento, era clásico en la forma, pero muy romántico en el fondo, por ello se dice que era un poeta ambivalente, Un día retorno a su natal Arequipa y sufrió la decepción de Silvia. Luego se enroló en el ejército de don Mateo Pumacahua, en el cual desempeño el cargo de auditor de guerra. Lucho en la batalla de Umachiri, el 12 de marzo de 1815, desconoció la cobardía y lucho hasta el final aun sabiendo que habían perdido la batalla, fue apresado, enjuiciado sumariamente y fusilado en pleno campo de batalla. Mariátegui señala: “Perdimos un poeta, ganamos un héroe”.
Las obras que nos ha dejado este poeta auténticamente nacional, que según don Luis Alberto Sánchez. Inició el romanticismo en el Perú, no en Lima, sino en Arequipa en 1912, son:
Tradujo: “remedios amoris” de Ovidio, del latín al castellano con el título de “el arte de olvidar”; también tradujo “las Geórgicas” de Virgilio
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