Luego de la prehistoria y de la época mitológica del sexo se desarrollaron costumbres sexuales extrañas tales como la prostitución sagrada, en la que las mujeres creían que de esa manera atraían los favores de las diosas protectoras de su pueblo, ofrecían su virginidad y fertilidad a la diosa venus, a través de un encuentro sexual con un sacerdote o un extranjero; el amante debía pagar por el servicio con una generosa ofrenda para costear los cuidados del templo de la diosa. Con el paso del tiempo esta costumbre se convirtió en la simple venta del cuerpo femenino. Es comprensible que estos excesos ocurrieran en pueblos dominados por las concepciones helénicas y latinas, cuando las guerras y la decadencia de la sociedad alteraban las costumbres y causaban una ansiedad desmedida por disfrutar placeres
Los griegos y los latinos conocían muy bien la importancia de desarrollar una sexualidad plena y buscaban cumplir el ideal de una vida sexual normal, incluso educaban a sus niños en el conocimiento de las Funciones sexuales para que el erotismo los ayudara a encontrar ese ideal
Las consideraciones grecolatinas sobre la sexualidad permitían, asimismo, conductas que otras culturas condenaban y perseguían. El concepto de hombría que se manejaba en esa época no se tenía una conciencia clara de lo que era el homosexualismo y nadie pensaba que constituían un menoscabo para la virilidad. Las historias cuentan ejemplos de homosexualismo entre los dioses mitológicos y también entre los grandes guerreros, como Alejandro Magno. En la sociedad helénica estas conductas no recibían censura y eran vistas como algo natural, la cultura romana, heredera directa de la griega no cambio esta visión y muchos romanos poderosos la adoptaron gozosamente para excitar a sus rutinarios placeres. La introducción de la moral estoica influenciada también por los Cínicos, en plena época del imperio romano, condujo a varios pensadores y gobernantes a condenar las conductas homosexuales por que se dieron cuenta de que se estaba menoscabando la misión sagrada de la reproducción familiar. Por otra parte, desde mucho tiempo se consideró que tanto los griegos como los latinos tenían una sexualidad llena de desenfreno y perversiones sexuales pero dichas consideraciones resultaron siendo exageradas, porque solo se trataba de un pequeño grupo de poderosos y no era de ningún modo la conducta del común de la gente.
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