José Olaya fue un personaje crucial para el Perú, si bien nuestro país proclamó en 1821 su independencia, los españoles aún seguían enquistados en nuestra patria bajo el mando del virrey la Serna.
San Martín se retiró junto con su ejército en 1822 y el país se vio envuelto en un ambiente de inestabilidad política, esto fue aprovechado por los españoles y por el general realista Canterac quien volvió a ocupar Lima en junio de 1823, y tras una junta de guerra se trasladó el gobierno del Callao
Olaya había servido a la patria llevando cartas y mensajes a través del mar todo al servicio de la escuadra libertadora y de los patriotas escondidos en Lima; en 1823 cuando Lima estaba ocupada por los españoles Olaya se puso a disposición de doña Juana de Dios Manrique de Luna; una patriota que comunicaba los movimientos del ejército español a Narciso de la Colina y este al mariscal Sucre
Olaya fue descubierto en una de esas entregas y le capturaron y lo interceptaron sin resultado alguno y sufrió una cruel tortura, se le arrancaron las uñas, se le quemo partes del cuerpo para que hablara, y allí surgió una de las grandes frases que enaltecen el orgullo del Perú: “si mil vidas tuviera gustoso las daría por mi patria”
Olaya fue fusilado el 29 de junio de 1823 en la plaza mayor de Lima.
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