Un rasgo curioso de la nueva constitución era el referente a la situación que ocupaban los militares. El emperador era generalísimo de los ejércitos para los asuntos militares y navales, contaba con el asesoramiento del consejo supremo de guerra y el consejo supremo de la armada, formado por oficiales de alta graduación. Esto recomendaba a las personas que debían ocupar el cargo de ministro de la guerra y ministro de la marina en el gabinete del emperador. Estos ministros eran siempre oficiales de ejército o la armada. Así, los militares se escapaban al control de los elementos civiles que figuraban en el gobierno. No podía formarse ningún gabinete a menos que los candidatos designados por los jefes de sestado mayo procurasen la cartera de guerra y marina. Estos ministros gozaban de una influencia superior a los restantes. Su división, en el caso de que sus consejos o su política no fuese n tenidos en consideración, podía obligar a la dimisión del gabinete, creando una crisis ministerial. Esta ausencia de responsabilidad del ejército y la armada, ante los elementos civiles del gobierno y la gran influencia de que gozaban los militares cerca del emperador, había de tener gran importancia en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial.
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